jueves, 27 de mayo de 2010

Boris!


Con Omar Hechtenkopf solemos juntarnos a pensar historias y personajes con los que divertirnos durante un rato. Tenemos, para aquello, algo que se llama "conexión". Y eso no se consigue en el kiosco.

De esa manera, nacieron King Cop —hace unos años— y El Feo —más recientemente—.

Pero no siempre lo nuestro es contar historias sobre gorilas policías ni demonios tangueros. No. Una vez, por ejemplo, se nos dio por contar las historias de un vampirito y su familia.

Y a la gente de la editorial Una Luna les encantó la idea.

Por eso estoy tan contento de contarles que Boris vive (o no-vive, ya que es un vampiro) con dos hermosos libros publicados hace unas semanas.

Uno de ellos es para los más chiquitos, con una historia llena de juegos y risotadas (por eso se llama Juegos de Vampiros). El otro, con formato de novela, es para niños un poco más grandes y se llama ¿Puede Volar un Humano?.

En la Feria del Libro que pasó estuvimos firmando ambos libros ¡y a los chicos les encantaron! Siempre es aquella una prueba muy difícil de superar, por lo que estoy tan contento como Boris en estas portadas que aquí les muestro.

Boris: ¿Puede Volar un Humano?, de Luciano Saracino & Omar Hechtenkopf. 2010.
Boris: Juegos de Vampiros, de Luciano Saracino & Omar Hechtenkopf. 2010.

martes, 18 de mayo de 2010

Se puede hablar de temas "tabú" cuando se escriben libros para chicos?


La pregunta que encabeza este post es, posiblemente, una de las GRANDES preguntas dentro del mundo de la Literatura Infanto-Juvenil.
La primer respuesta que viene a la mente es, "claro, ¿por qué no?". En definitiva estamos haciendo Literatura, y sería natural poder bucear —al menos— temas complejos para simplificarlos y ayudar a que los chicos hagan su propia lectura.
Pero aún los que queremos contar historias sabemos que el tema se complejiza. Porque, ¿de qué manera hablarle a un niño sobre la muerte, las enfermedades, las catástrofes, el sexo, los divorcios y todas esas cosas que muchas veces preferimos —como padres, tíos, abuelos o docentes— guardar en cajones o patear para más adelante?
Cada familia es un mundo.
¿De qué manera entran los libros dentro de ese mundo que es la familia?
Hace bastante con el genial Poly Bernatene encaramos un proyecto que hablaba de un gatito viejo que debía emprender un viaje hacia su propia infancia para saldar una cuenta con su amigo más entrañable. Era una hermosa historia (pueden ver una ilustración y parte del texto si cliquean aqui), llena de aventuras y colores puros. Sin embargo, el proyecto quedó trunco porque a los editores les pareció que tocábamos demasiado de cerca el concepto de la muerte.
Si me preguntan, soy un autor que considera que los libros para chicos pueden divertir muchísimo, pero que no está de más poder contar —a veces, no siempre— una o dos cosas "detrás de la historia".
No se trata de dejar moralejas ni de ser el panzón que viene con el cuento correcto. Se trata de contar. A secas.
Cuando escribí Cuento Hasta Tres, la idea era clara: contar la historia de un nene que todas las mañanas buscaba algo en el patio de su casa hasta que un día se topa con una nube. Desde ese punto de partida nació el libro (ilustrado por la magistral Leticia Ruifernandez y ganador de uno de los premios más importantes de literatura infantil en Europa) y eso fue lo que contamos. Lo que no se contaba en el libro —al menos no de manera directa— era justamente lo que queríamos contar en realidad: la ausencia que estaba marcando a fuego la infancia del protagonista. El padre que no está y la nube, que se parece tanto al espacio que ha quedado en cada una de las ilustraciones.
Porque nadie pondría la voz en el cielo si escribimos un relato para adultos sobre, por ejemplo, el Alzheimer (ahí tengo la saga de Historias del Olvido, escrita junto a Javier de Isusi, y mejor ni hablar de la perla que es el Arrugas, de Paco Roca) pero... ¿por qué no contar una historia sobre el Alzheimer remitida a los niños?
Parecía una locura, pero le empecé a dar vueltas en la cabeza. Y, como cada vez que las historias se me enredan en los rulos, apareció un argumento.
Una abuela que tiene un espejo que le funciona mal. Que refleja cualquier cosa.
Pensé que ningún ilustrador se iba a arriesgar a tomar el reto con sus manos hasta que apareció Fernando Rossia con TODO su talento. Luego supuse que ninguna editorial lo publicaría (ya que el alzheimer en la literatura infantil es un tema mucho más tabú que la muerte misma) hasta que apareció Ovni Press con su "vamos, tomemos el riesgo".
El resultado es un libro hermoso. La historia —lo intenté en cada momento— no se torna bajón ni didáctica ni tiene tintes de moralina. Es, sin más, la aventura de un niño y su abuela frente a un espejo que refleja las cosas de un particular modo. Y de lo que pasa cuando hay que entrar en ese espejo y explorar el mundo que hay en su interior.
Lo que encabeza este post y lo que ven aquí abajo son dos páginas dobles y la portada de El Espejo de mi Abuela Funciona Mal, dibujadas por Fernando Rossia.
Estoy verdaderamente muy feliz de ver este libro publicado.
Y mejor ni hablar de la compañía que me regaló el camino.


Es un cuento sobre un espejo.
Y sobre todo lo que el mismo refleja.

El Espejo de mi Abuela Funciona Mal; de Luciano Saracino & Fernando Rossia. Ed. Ovni Press, 2010.

lunes, 17 de mayo de 2010

Tan sólo dos palabras...


¡¡¡¡¡¡¡DALE, CAMPEÓN!!!!!!!!!


jueves, 13 de mayo de 2010

Chau Feria!!!!!

Otra Feria Internacional del Libro de Buenos Aires se ha ido. Y los recuerdos, como siempre, quedan.
Comparto algunos con ustedes:
Con el gran ilustrador Gustavo Mazali firmamos las Historias Entre Tumbas y nos divertimos muchísimo:

Luego, con los enormes Omar Hechtenkopf y Fernando Rossia nos la pasamos toda una tarde firmando tres libros en el stand de Una Luna (¡tres horas y todavía quedaban chicos que querían sus dibujos! ¡Parecíamos famosos!).

Lo que nos dio tiempo para correr y conocer dos hijitos nuevos que salieron de la nursery de Ovni Press. Con ustedes: Fernando Rossia, el editor Matías Timarchi, Lucho y dos hermosos bebés.

Como siempre, agradecer a Laura por estar al lado de este inventor de historias insomnes (o "este insomne inventor de historias").

Y a Stella Maris, a la Dra. Cabanellas, a Mariana y a Carlos de Una Luna (y a todo el maravilloso staff de su stand!), a Gaby de Rider Chail, a Poly y Pau, a Rodrigo, a Sebastián y Elisa, a Guillermo de Pictus, a Franco Vaccarini, a el Pol (¡que vivan por siempre los Discípulos de Ed!), a Marcelo Schapces que me pegó un sorpresón/alegrón al pasarse a saludar, a Isabel, Anibal y Marianela (que están siempre!)... y a todos los chicos que pasaron y me refrescaron las ganas de seguir escribiendo literatura juvenil.

¡Un verdadero sueño!

miércoles, 5 de mayo de 2010

Vaya...

El otro día me topé con esta crítica a Corina y el Pistolero en una página de reseñas de comics. Me puso un poquito colorado, la verdad. Y ahora, que se me pasó, me dieron ganas de compartirla con ustedes (cliqueen aquí y bajen un poquito, porque reseñan dos libros y Corina es el segundo).
Verdaderamente es una alegría que lo que uno escribe sentadito acá salga de paseo para que los demás comenten cosas lindas... Casi tanta alegría como ver esta magia de Infame una vez más: